miércoles, 11 de marzo de 2015

EL DUENDECILLO

Me contó mi abuelita que cuando era joven y tenía crisis económica, ya que tenía que mantener a sus cuatro hijos y no podía, así que el único que trabajaba era mi abuelo y se habían cambiado de su casa porque le subieron la renta y ella no le alcanzaba. Se cambiaron a una vecindad, la casa estaba espaciosa pero muy barata y las señoras que vivían ahí habían dicho que había un duende.
Mi abuela no tenía de otra, se pasaron a vivir ahí porque era muy barata. Con el paso del tiempo le empezaron a esconder las cosas y a hacer maldades, creía que era su hijo el chico, pero ellos, por lo regular, no estaban, ya que se iban con su abuela y ella, como no tenía dinero, se quedaba a hacer quehacer.
Un día como todos, se angustió mucho, porque no encontraba trabajo y así pasó mucho tiempo, hasta que un día vio que había un caminito de piedras en el patio, pensó que eran sus hijos, pero no, lo siguió y para su sorpresa, no había nada.

Al día siguiente se despertó sin ánimo, cuando se fue a lavar la ropa, se le cayó un calcetín que no era de nadie, se encontró con muchas monedas que se le había perdido y cosas como anillos y collares de oro. Los vendió y así ya tenía un dinero extra, mas aparte, el que le daba mi abuelo.
 Así se estuvo un buen tiempo hasta que encontró un trabajo y decidió irse de esa casa a vivir a otra. Nunca se me va a olvidar, que gracias a la bolsita con dinero le fue muy bien.

Luisa Alain Armenta Bautista

1A

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