jueves, 9 de octubre de 2014

LA MISMA TEORÍA

Y comenzó todo, gritos, aplausos, apoyo, música, sensaciones encontradas, todo lo que se puede imaginar hasta que ¡Bumm! era mamá diciendo que ya era tarde y que la escuela no vendría a mis pies, tomé mis cosas, me cambié, comí un pan que parecía que tenía diez años en la mesa, no sé si fue por mi garganta reseca o tal vez solo era eso: “Estaba duro “. Partí de mi casa y pensé –otra vez lo mismo: caminar, tomar el transporte, llegar a una escuela que dudo que tenga un poco de prestigio, bueno es lo que pienso puesto que su imagen no es muy agradable.

Llegué a la escuela y no hice otra cosa más que arrumbarme en mi butaca y ver el reloj, los maestros son un poco extraños, digo ninguno pasa de los 1.60 metros. La verdad mi idea de la escuela no me motiva mucho; digo, si aprendo lo mismo de la clase de lo que en el recreo. Hablando del recreo, hay una niña que cada que pasa hace girar mi cuello como por arte de magia, pero no me animo a decírselo, no se ¡Es tan perfecta!

Así acaba mi día en la escuela, me dirijo hacia mi casa donde los problemas abundan y no es de mi familia sino en la calle, existen tipos que no les agrado, bueno solo uno se justifica (le bajé a su novia). Los otros solo quieren apantallar, ser mejores, pero eso a mí no me intimida, siempre me ha agradado eso de der valiente, no sé, tal vez sea mi ego, además, si me cantaran el tiro, yo nunca diría que no, hay cosas que no me caben en la cabeza, como decir que no a peleas callejeras.

Este es un día común, soy un adolescente que se desvive cuando tiene una pluma y un cuaderno, me gustan las rimas, las metáforas, la música. Cuando escribo lo hago con el afán de superarme a mí mismo; yo escribo lo que siento, lo expreso y lo llevo a cabo, es eso lo que reclama la cultura que decidí vivir.

Está por terminar el día, quien sabe lo que podrá suceder mañana. “Mañana” esa palaba no me inspira mucha confianza. Pero bueno, espero que en un futuro pueda subir a una tarima y demostrar mi capacidad para rimar. Es hora de dormir, espero ahora si concluya mi sueño, no se quede en lo más importante: Adoro mi vida, prefiero que todo quede en un “continuará…”

                                                                                   
Trejo Ramírez Eduardo 
3C

domingo, 5 de octubre de 2014


EL DÍA A DÍA NO TIENE POR QUÉ SER COTIDIANO CUANDO AUN TE PERTENECE TU VIDA

Simplemente dentro de la lectura me hizo abrir más mis ojos, sentimientos y razonamiento ante situaciones que están presentes, así también, comprender que decir vivo no solo es levantarte y con abrir los ojos ya vives.
Me pareció entretenida pues en todos los personajes supe comprender sus conflictos eran difíciles y confusos pero el propio desarrollo de la familia te hará comprender la razón de sus actitudes.
Es muy importante mencionar que la lectura logró atraparme porque pude imaginar la mayoría de los momentos alegres, de amor, inesperados y  por supuesto reír de ellos mismos; es como si hubiera sido cómplice dentro de su historia conociendo sus miedos y sus debilidades.
Sencillamente no encuentro nada que me parezca aburrido ya que el señor Martín  a cambio te muestra grandes dificultades de la vida a pesar de sus cincuenta años, aun piensa en el amor, vive con miedo a la soledad y pensando continuamente en el tiempo, eso me hizo pensar en lo que continuamente pasa en mi vida ya que entre el libro y yo existe una gran realidad ambos cuestionamos la mayoría de personas y el tiempo.
Me sentí muy inconforme en como las personas que llegan a tu vida se pueden marchar de repente dejando recuerdos acompañados de una culpa que no te deja porque te cuesta aceptar que el tiempo te ganó y toda aquella ilusión se quedará limitada a cualquier anhelación yo también perdí a un ser y fue difícil no sostener las lágrimas y recuerdos.
La lectura tiene bastante relación con la vida cotidiana ya que se enfoca en los engaños, mentiras, fracasos, temores y la terrible soledad.
Recomiendo con mucho gusto esta novela ya que tiene todo para conquistar tus emociones haciendo así reflexión en ellas.
 *Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos *Julio Cortázar

Pérez Sánchez María de Jesús
5B

LA EDAD ES SÓLO UN NÚMERO

Al igual que los demás textos de género narrativo, subgénero novela, que he leído, me dejó con una muy buena impresión puesto que explica cada instante con detalle y hace sentir al lector que se encuentra percibiendo el momento.
Me gustó porque te muestra una actitud alegre, viva y culta de parte del personaje principal, una persona que a pesar de su edad avanzada no lo demuestra en su forma de vivir, creo que es un buen mensaje.
El desenlace es muy bueno, después de andar de mujer en mujer, sin tener una relación seria, ni estable con ellas, encontró a aquella persona, la cual le hizo sentir ese sentimiento y aprecio tan grande, tanto, como para preocuparse por ella y tratar de hacerla feliz.
No me agradó la idea de pesar en lo malo y vicios de la vida como la prostitución, es una historia de vida realista, un poco triste y monótona en el aspecto de que al principio es un hombre solitario y el final estuvo en parte triste puesto que se muere según entiendo, creo que no se tenía que morir en ese momento pero bueno ya estaba muy grande.
La historia es muy parecida con la realidad, en primera porque no es una novela de ciencia ficción, sino una en la que narra la vida común de un viejo que cumple noventa años.
En todo el desenlace hay similitud desde la parte donde cuenta que casi estuvo comprometido y no se presentó a su boda hasta donde se preocupa por ver la bicicleta que le regaló a la niña tirada y con sangre.
Recomendaría al autor que siguiera detallando cada instante que transcurre en la historia porque llega el punto que leyendo entras a su mundo y ves todo lo que él está viendo. También se lo recomendaría a aquellas que les agrade leer las novelas porque en lo personal es el tipo de texto que me gusta leer más.
Tapia Calderón Cristian
5A

sábado, 4 de octubre de 2014


                        

MI PRIMER BESO



Unos días antes de San Valentín mis compañeros(as) se pusieron a jugar botella en una hora libre, las reglas eran simples, a quien le señalara la tapa de la botella el hacía un reto y al que le tocara la parte de abajo de la botella tenía que hacer el reto que le pondrían.
Yo nada más los observaba cómo se divertían, pero me aburrí, así que me dirigí hacia la ventana. Ahí me quedé parado viendo como jugaban fútbol en la cancha.
En eso que me llama mi compañero Sergio y que me dice oye ¿No quieres jugar con nosotros? y pues yo no quería, hasta que me convencieron y total que me puse a jugar con ellos, pero sabía lo que implicaba jugar botella.
Fueron pasando los retos, hasta que me tocó, yo tenía que hacer lo que me dijera mi compañero y ahí fue donde él me dijo que le tendría que dar un beso a mi compañera Fátima (la más bonita del salón) y yo me quedé en shock, como diciéndome yo mismo “Es que no sé besar”. Todos mis compañeros gritando “Ya bésala, qué esperas” y total me paré, le agarré la mano para que se parara, tomé valor y que la beso, en ese momento me sentí el chavo más feliz del mundo porque por fin había besado a una niña.
1C
OBJETIVO DEL TRABAJO: Lectura de un soneto, investigación breve del autor, explicación de la esencia del soneto y construcción de un haiku que resuma el mensaje que quiere transmitir el soneto.

Ramos Pineda Erick Jovanny
Poxtan Jiménez Jacobo
Castillo Ramos David


Soneto 46 de Pablo Neruda



LA CITA Y LA DUDA

Todo era tan confuso, como un día de otoño donde las hojas caen a mis pies, sin sentido y sin razón alguna. Me disponía a arreglarme como cada mañana, para estar listo cuando pasara el transporte por mí, para ir al trabajo como todos los días, pero ese día no pasaba, así que me dispuse a tomar mis cosas para irme caminado. El camino era largo y suficiente para pensar.
Caminando por la calle sin ruido alguno, me puse a pensar y analizar las cosas que habían sucedido una noche antes, ya que daban vueltas sin cesar en mi cabeza, haciendo que me sintiera culpable.
A lo lejos veía una silueta, que me hacía recordar a esa mujer que había conocido aquella noche, cuyo nombre no recordaba en ese momento, me acerqué a ella, pero me di cuenta que solo era una ilusión de tanto pensar en ella y en lo que había sucedido, así que disimulé y me retiré de aquel lugar.
En el largo camino al trabajo empecé a buscar soluciones a todos los males que me agobiaban, pero decidí cerrar mis ojos y pensar en las pocas cosas buenas que había pasado en toda mi vida,. Recordé aquella frase que me conmovía el alma, la cual podría calmar aquellos pensamientos turbios, así que empecé a repetirla durante varios segundos.

“Adiós pasado,
me voy al futuro,
donde no te llevaré...”

Esa frase calmó mis pensamientos así que decidí tomar nuevamente mi rumbo. Durante el resto del camino no pensé en nada, mi mente se quedó en blanco, lo cual era raro en mí.
Llegando al trabajo me dispuse a sentarme frente a mi escritorio y empezar a escribir sobre lo que había pasado en el mundo -era un escritor de uno de los periódicos más importantes en el país- así que a mi mente empezaron a regresar todos los recuerdo que me agobiaban. No podía escribir, mis pensamientos interrumpían las notas, así que me dispuse a escribir sobre lo que me había pasado, al final cada quien cuenta su historia disfrazada de lo ajeno.
Estaba leyendo mi libro favorito “Te quedas”, cuando recibí un correo de mi ex esposa, donde me expresaba los deseos de volver a verme, así que le llamé por teléfono para platicar un rato con ella, de tanto platicar y platicar cometí una indiscreción y la invité a cenar, ella, sin pensarlo, aceptó.
El día de la cena llegó, yo me sentía como si fuera la primera cita, camino a recogerla, por mi mente pasaron los bellos momentos que me hizo pasar y que hicieron que me enamorara de ella perdidamente.
Cuando llegué, toqué a su puerta, ella lucía despampanante, como nunca la había visto -llevaba puesto aquel vestido azul que yo le había regalado en nuestro último aniversario- ella me invitó a pasar mientras se terminaba de arreglar, así que pasé, me puse cómodo en un sillón que estaba frente a la ventana, la cual recordaba con gran agrado ya que sucedieron varias cosas de las cuales no me arrepiento.
Ella bajó y consigo, la hora de irnos; subió a mi carro al igual que yo lo hacía, íbamos rumbo al restaurante cuando ella se quedó mirándome con gran agrado, y con ello una pregunta salió de sus hermosos labios.
-¿Cómo has estado? -Con voz nerviosa.
-Muy bien, debo confesar que me he puesto nervioso por la cena - Exclamé.
Esas fueron las únicas palabras que cruzamos en el transcurso de su casa al restaurante.  Todo era tan raro.
Al llegar al restauran nos sentamos y nos atendieron, así que no demoraron mucho para servirnos, yo pedí lo habitual ya que seguido iba al restaurante mientras que ella no se decidía. Cuando al fin se decidió, empezamos a platicar sobre lo que había pasado en esos años separados.
Después de contarnos nuestras anécdotas y de terminar de cenar yo la invité a mi casa. Parece que aceptó con gusto -hasta ese momento todo era como miel sobre hojuelas-, al llegar a mi casa la invité a pasar y que se pusiera cómoda mientras traía algo para tomar, sentía ese nervio de la primera vez que pisó mi apartamento, como si estuviera con una extraña pero a la vez conocida, que decidía en uno de aquellos arranques, invitarla a casa.
Esa noche hacía el frío de dos otoños juntos, así que le ofrecí un suéter para que abrigara aquella historia, calidez que agradeció, prendí el aire acondicionado para ofrecer un sitio más acogedor, como si quisiera recordar el calor de un hogar en una sola habitación. Ella prendió la radio, no sé si quería romper el silencio o poner le letras al instante, para luego recordar.
Yo quería un rato de silencio en lugar de la radio, así que podría decirse que lo que sucedió fue culpa suya. Ella quería un rato de abrazos en lugar de aire acondicionado. Pero en realidad debería decirse que fue una combinación entre ella y yo, así que como si quisiéramos evitar la razón de un adulto, dejamos que las copas tomarán en lugar de nuestra conciencia y en un inesperado final me dijo:
“Me voy,
te quedas,
dos otoños”.

OBJETIVO DEL TRABAJO: Realización de un cuento a partir de un Haikú.
ESTUDIANTE: José Salvador Zúñiga Morales
GRADO Y GRUPO: 3 año grupo C
MATERIA: Literatura I


UNA TRISTE TARDE DE OTOÑO

Yo estaba ahí en el parque paseando como siempre, caminando sobre los pasillos que arman los arbustos y con la sombra  que brindaban los árboles con las pocas hojas que aún les quedaban, pues el comienzo del otoño los había empezado  a deshojar.
De repente,  a lo lejos,  vi la silueta de una persona,  no reconocía bien si se trataba de una mujer o hombre, pero de pronto me entró una curiosidad de conocerla  así que caminé hasta donde se encontraba parada.
Me acerqué a él y observé que unas lágrimas brotaban de sus ojos se notaba que aquel hombre llevaba  un gran dolor dentro de él, me paré enfrente y pregunté dudoso:
-¿Hola se encuentra usted bien?.
-No, estoy muy mal, dijo con una voz entrecortada.
-¿Por qué?, puede contarme si quiere, afirmé con tono amigable.
-Pues mira, todo pasó hace 5 años, tenía a mi novia, ambos adorábamos esta temporada del año, “el otoño”. Solíamos salir a divertirnos, a tirarnos en el suelo viendo cómo se le caían las hojas secas a los árboles, yo juntaba unas hojas y ponía su nombre con ellas. Me gustaba darles sorpresas y consentirla… para mí ella era mi todo.
Sin embargo, al poco tiempo, ella comenzó a enfermar. Primero eran solo pequeños malestares después eran más fuertes, fuimos al médico y nos dijo que ella tenía principios de cáncer que sólo le quedaban pocos días de vida y que los tratara de disfrutar, era una persona muy optimista que salía adelante siempre a pesar de las malas rachas que le pasaban.
En esos días me pidió que viniéramos a este parque, tal vez sería nuestro último otoño  pues por su enfermedad no sabíamos si volveríamos a estar juntos de nuevo, recordamos anécdotas que vivimos, algunas eran buena y otras malas.
 -¿Y después qué pasó?, cuestioné dudando si esa era una pregunta que me podía permitir hacer.
 -Nos impregnamos en un fuerte abrazo y con una bella mirada ella murió en mis brazos, causándome un gran dolor y dejándome solo. Yo quería irme con ella para seguir disfrutando el otoño, allá en cielo los dos juntos.- dijo finalmente.
- Sí que su historia es muy triste – intenté sonreír.
-Sí por eso cada otoño vengo aquí a recordar aquella persona que fue mi vida y que ahora me espera en el cielo.
Y  antes de irse me pidió que la recordara con esto:
“Qué distinto el otoño,
 para mí que voy,
 para ti que quedas”.

OBJETIVO DEL TRABAJO: Realización de un cuento a partir de un Haikú.
ESTUDIANTE: José Iván Santos Cuchillo
GRADO Y GRUPO: 3 Grado grupo C
ASIGNATURA: Literatura I



viernes, 3 de octubre de 2014

LOS ARETES DE ORO
Marian Thomé Delgado

Era un domingo, fui al centro a comprar los zapatos de mi hermana, fuimos mi mamá, mi hermana y yo. Decidimos ir en el camión, dimos muchas vueltas porque a mi hermana no le gustaban los que veíamos. Después de dos o tres horas, escogió unos.
Más tarde decidimos comprar unas papas, luego ya nos íbamos hacia la once para tomar el camión, pero al cruzar la calle, un ratero me estaba observando; mi mamá me dijo “Aguas, arrímate para acá; yo no lo había visto, así que no me acerqué. Dio el rojo y mi mamá dijo “Avanza rápido”. Yo avancé, mi hermana me distrajo, el ratero me agarró por detrás y me arrancó los aretes de oro que mi mamá me había regalado.
Me tomó de sorpresa, me espantó mucho, mi mamá lo agarró de los cabellos, pero por agarrar también a mi hermana, se le soltó y empezó a correr en medio de la calle; yo, por más que la quería ayudar, no pude.
A mi mamá le agarró coraje y yo, como me espanté me dio mucha sed toda la tarde y toda la noche.
Después tomamos el camión, llegamos a la casa y todos me regañaron por no ponerme las pilas y no fijarme quien me ve y quien no. Todo eso me sucedió en un alto en medio de la calle.
1B




CONEJO
María Fernanda García Mendizábal

Una vez me acuerdo que cuando era pequeña, mis papás me habían comprado un conejo, en ese tiempo salió el comercial de duracell, yo había sacado a mi conejo a según yo, jugar, lo subí a la canasta de mi bicicleta, se cayó y murió.
Eso no fue todo, lo peor es que estaba muerto, yo lo seguía trayendo de aquí para allá, como si siguiera vivo.
Yo no me había dado cuenta que estaba muerto y así lo traje por dos días. Mi mamá siempre quiso quitarme el conejo aunque yo no la dejaba porque no había explicación para mí.
 Y mi mamá me decía que el conejo estaba muy apestoso y yo lo bañaba, llegó el día que mi mamá agarró al conejo, lo puso en el piso y me dijo que viera que no se movía y yo le decía que era porque ya no tenía pilas. 
Cuando me di cuenta de que estaba muerto, lo agarré y lo metí en una caja y lo enterré.
1B


LA CASUALIDAD DEL DESTINO
Alonso Ortiz Hernández

¡Tonto! Se me olvidó el material, ya es la una de la tarde y en diez minutos entraré a la escuela. Lo que olvidé fue un papel bond, hojas de color y por si fuera poco, también una cartulina; tengo que aceptar que a veces mi memoria no tiene buena eficiencia. También hay que darle crédito a las horas de la mañana en las que pasé viendo televisión, comienzo a creer que todo lo que dicen de la televisión es verdad, que te  afecta tu cerebro porque impide que se desarrolle adecuadamente y en especial el sentido de la vista.
Maldición, en lo que pienso ya es la una con cinco minutos, podría correr a toda prisa e ir por el material o podría quedarme en la escuela y recibir un regaño de mi tutora o bien decidir no entrar definitivamente a la institución; pero tampoco podría faltar, al ser siete materias, tendría siete faltas en un solo día.
Ni modo, dejaré que el destino me ayude, dicen algunos que existe el “karma”, es decir, realizas una buena acción y el favor se te será devuelto o también puede ser lo contrario. Esto me hizo pensar en no ir por el material, porque, ayer en la mañana ayudé a mamá a trapear y lavar trastes, en mi pensamiento esa acción circulaba como una buena acción, por lo que el favor se me sería devuelto.
 Por fin decidí correr hacia la puerta de la escuela cuando de pronto escuché una voz que gritó ¡A dónde vas! sin querer mis piernas presintieron el castigo y como por arte de magia, se detuvieron. Haciendo un gesto de inconformidad di vuela lentamente, era la maestra de tecnología y mi respuesta a su pregunta fue ¿Qué? ¿Qué a dónde vas? Me repitió, le expliqué que tenía que salir a comprar lo que la maestra de español me pidió; como si a ella no le hubiera importado solo contesto ¡No!
Al fin tocaron para entrar a clases, agachado y angustiado regresé al patio de la escuela, luego entré al salón y dije en silencio “ni modo, se lo dejaré al destino”.
Pasó la primera hora, luego la segunda, la tercera y la cuarta, posteriormente, receso y en lugar de preocuparme aún más, me fui a jugar futbol con mis compañeros; fueron treinta minutos sin preocupaciones ni ansiedades. Al fin la clase de español llegó la maestra, entró como siempre sin decir ni una sola palabra y comentó “lo siento chicos no podremos llevar a cabo la actividad programada, tengo que salir de inmediato por un compromiso el prefecto los va a cuidar y mañana su material sin falta por favor”.     


1A      

En los primeros semestres se trabajó el tema de anécdota. Presentamos a continuación algunas de ellas, elaboradas por los estudiantes de cada.


NOVIA FALSA

Una vez, en la escuela primaria quería a una chava. Mis amigos me dijeron que le pidiera que fuera mi novia en la hora del receso, se lo dije y me contestó que sí, pasamos todo el receso juntos, me dio un beso, tocaron para entrar al salón y le dije “Adiós, nos vemos en la salida”, me dijo que sí. Todo iba bien en ese entonces.
Llegó la hora de salida le pedí el número de su celular, me lo dio, llegué a mi casa, estaba muy feliz; pero lo malo es que no había clases al día siguiente. Entonces pensé llamarle a su celular, tomé mi celular y mandé un mensaje, bueno, no era uno, eran cuatro mensajes.
Al otro día fui a la escuela y todos me miraban feo y pensé en por qué me miraban así, fui con mi novia y no me hizo caso.
Les pregunté por qué me miraban feo y me dijeron que el número de celular era de su mamá, me llamaron a la dirección y me empezaron a interrogar y les dije que sí a todo lo que me preguntaron. Le preguntaron a la que supuestamente era mi novia y lo negó y dijo que no me conocía; después hablaron con mi mamá y casi me expulsan.

Primer Semestre, Grupo “A”